lunes, 8 de junio de 2009

HABLO SOBRE

Jean Baudrillard (Reims, Francia, 29 de julio de 1929 – París, 6 de marzo de 2007) fue un filósofo y sociólogo, crítico de la cultura francesa. Su trabajo se relaciona con el análisis de la posmodernidad y la filosofía del postestructuralismo.

Nos dejo este corolario sobre nuestra era, según el “la era de la simulación, la era de la reproducción de la viejas formas” “Se encuentra presente en todos los mensajes, en todos los signos de nuestras sociedades. La forma mas concreta es la que se percibe del test la de la pregunta/respuesta, la del estimulo y la reacción… vivimos el modo referéndum porque ya no hay ningún referente”
Baudrillard , año 1983.

Por otro lado, antes, en la cronología historica estuvo Arthur Rimbaud, excelente poeta, con mote de maldito, desplegó precozmente una lírica profunda, críptica e ineludiblemente romántica. Moderno, citare esto según Rimbaud “¿Cuándo iremos, mas allá de las playas y los montes, a saludar el nacimiento del nuevo trabajo, la nueva sabiduría, la fuga de los tiranos y de los demonios, el fin de la superstición? ¡A adorar - ¡Los primeros!- la Natividad sobre la tierra.
Hay que ser absolutamente modernos”

¿Ahora me pregunto yo? Opino. Ni Braudillard, ni Rimbaud, ni nosotros; creo que estamos equivocados; estamos eclipsados por una sociedad concentrada en el Macro discurso, sostenida por instituciones, por violencia-miedo.
Allí el escape de Rimbaud es absolutamente metafórico, ese lugar pertenece nada más y nada menos que a sus insondables laberintos semanticos.
Es hora de jugar me digo. Propongo esto para ver si nos animamos a salir del macro discurso.

Soñé en la playa………y también soñé navíos…..la gente miraba desde lejos……todos estábamos esperando el……..me desperté con……. Regrese por mis…… y lo encontré ofreciéndose una vez mas……...

Simplemente dejemos volar la abstracción que una vez mas nos ha nutrido, nos cavilo y nos llevo a pararnos. Al que se anime que lo llene.

LEONARDO BALDO

jueves, 4 de junio de 2009

Nirvana

sin mucha elección
y casi sin quererlo,
él era un joven
a bordo de un autobús
que cruzaba Carolina del Norte
rumbo a
algún lugar
y empezó a nevar
y el autobús paró
en un café
sobre las colinas y
los pasajeros
entraron.
él se sentó en el mostrador
con los demás,
pidió y le
trajeron su comida,
que estaba particularmente buena
lo mismo que el café.
La camarera no era
como las mujeres que él
había conocido.
No se hacía la interesante,
un humor natural emanaba
de ella.
El cocinero decía
cosas locas.
El lavacopas,
atrás,
se reía
con una risa
limpia
y placentera.
el joven miraba
la nieve a través de las
ventanas.
Quería quedarse
en ese café
para siempre.
Un curioso sentimiento
lo inundó :
que todo
era
bello
ahí,
que todo permanecería
siempre bello
ahí.
entonces el chofer
avisó a los pasajeros
que ya era tiempo de irse.
el joven
pensó, me voy a quedar
aquí, me voy a quedar aquí.
Pero
se levantó y siguió a
los otros hasta
el autobús.
Encontró su asiento
y miró el café
por la ventanillas.
el autobús arrancó,
dobló una curva,
y fue camino abajo,
alejándose de las colinas.
el joven
miraba
hacia adelante.
Los otros pasajeros
charlabande otras cosas
leían
o
intentaban
dormir.
no se habían dado cuenta
de la magia.
el joven
puso su cabeza
contra el asiento,
cerró los ojos,
fingió
dormir.
Nada quedaba
sólo escuchar el
sonido
del motor,
el sonido de las
ruedas
en la nieve.

Charles Bukowski (1920-1994)