Supe vomitar la idea
de futuro para anclarme en un necesario presente, mientras me concientizo de la
existencia de la madera que observo
Supe teñir el pasado
de un nuevo sepia y ponerlo al sur del ojo
Supe sonreírle al por
qué, al cómo y a la no certeza.
Supe abofetear a la soberbia
para pegarme a una duda necesaria que le teme a su estereotipo
Supe que estás, y que
a Godot y a Vladimir hay que enseñarles un nuevo concepto sobre la espera
Supe que dentro de
las respuestas, como pájaros, trinan y se juntan las incertidumbres, que
aún, con sus vacilaciones, eligen un
rumbo.
Supe que ordenado por
caprichos del lenguaje, las visitas
intempestivas de verbos inestables condicionan mi presente
Supe, sabré…
Al fin y al cabo, lo
sé.
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arbolengo