Cuando los vi no podía creer que estuviesen ahí sentados esperándome
como dos lobos hambrientos aguardando a su presa. Me quede congelado,
paralizado intentando que no me vieran, pero fue tarde, empezaron a reírse de
mi se burlaron invitándome a su banquete venenoso lleno de sinsabores y asuntos pendientes.
La oferta era tentadora pero un poco cruel para afrontar a
altas horas de la madrugada, así que hice fuerza y desvié la mirada, intente ignorarlos,
juro que lo intente pero escuchaba detrás de mis hombros como cuchicheaban era
un susurro estremecedor, aun así seguí
ignorándolos hasta que ya no pude. Me doble como un duro hierro en las manos
del herrero me deje llevar, me enredaron con sus palabras me atraparon como la
diminuta araña que acaba de atrapar a un gran cascarudo, me envolvieron y ya no
pude huir.
El plato principal del banquete fui yo que sin poder moverme
me inyectaron toda su crueldad y entre en un terrible insomnio del que no pude
salir durmiendo y así de a poco disfrutando cada momento gozando cada bocado
que arrancaban de mi mediante mi mente
se comieron el resto de mi cuerpo.
Ya estaba entregado ¿Qué podía hacer? ¡Nada! me llevaron en
un nostálgico paseo por el pasado mostrándome en forma de tortuosas imágenes lo
solo que me había quedado, y lo peor es que tenían razón “la verdad para el que
quiere ignorarla es una cruel cachetada”. Pendientes, asuntos pendientes que se
pasean en mi cabeza recordándome lo que fuimos, lo gigantes que éramos. Pero
las cosas hoy son distintas, la soledad y un par de pendientes que olvidaste
casi a propósito en mi meza de luz retienen mi paz y no me dejan dormir.
Autor: "El Vieja"
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