miércoles, 28 de diciembre de 2022

¿Conciencia Social?


Hay injusticias que descomponen los latidos sinusales
al buen ritmo
al tercer ojo
, a eso de "mirar al futuro".
La cosa es ésta:
Camino por la calle 10 de mi pueblo, 25 de Mayo
siento el frío querer meterse en mi cabeza.
Llevo gorra. Estoy tranqui
El cuerpo mío, desabrigado
Bebí tres pintas
se juega la percepción
necesito un testigo en la desolada cuadra que me diga que siente lo mismo.
Aparece a lo lejos
lo veo trabajar. Pala.
Barre las hojas
las vuelca en un cesto llevado por ruedas que desafían al silencio de una sociedad que dice mucho cuando calla.
-Hace frío, está helando, le digo.
-Si, está bravo.
-¿Cuánto te pagan y cuántas horas laburás en esto?"
-Seis horas y me pagan 34 mil pesos. No hay otra cosa, jefe.
Me quedo pensando en el.significante, en esa relación de amo y esclavo que pone en palabras.
Quedo mudo. Estoy más desabrigado que él.
-Jefe, no. Leo.
Trato de cambiar la charla. Le doy la mano.
Ahora camino a casa. Ya estoy en la mesa escribiendo esto que sale con enojo, pero calentito...
no sé, no sé.
34 mil pesos gana esa persona que pone su cuerpo en la noche helada.
34 mil pesos.
Y ahí te invisibilizamos, "barrendero municipal"
34 mil pesos
Hace frío. Ya debe haber encontrado a su compañero en la otra esquina. Me dijo que él tenía algo caliente.
34 mil pesos. Seis horas .
Voy a dejar de repetirlo, ¿para qué gastar energía? Pasado mañana tal vez me olvide, te olvides.
Conciencia Social.

lunes, 26 de diciembre de 2022

Gusto del cazador



Un pato crestón cae de un disparo.
El cazador se lo lleva para comer,
lo cocina,
tras terminarlo,
lame la mira de su rifle
coloca otro cartucho

Red



Se escribe atrapando la palabra
sin violencia,
ni control.
Atrapar como otra cosa
como jugar
algo nos alcanza
nos libera
no hay red
Y así
El vocablo
ya no es virus
es antígeno
perdón, William
deprecación
que fluye
respira
gesta utopías
copas del mundo
bebe el pueblo
mundo en las copas
posibles acciones
prefiguramos
el verso exhala
llega otra estrofa
se desconoce con el tiempo en la velocidad de lo escrito
esperanza en eso "nuevo"

miércoles, 14 de diciembre de 2022

Nunca son las nubes

pasan los camiones con
acoplado a
diario,
en el pueblo,
cuando se ve tormenta
no cesan
siguen sus rutas
y
se escuchan truenos
ahí la agudeza del oyente amante del festival
eléctrico en el cielo
es que
algunos
provienen del suelo
el rodado fabrica algo similar
a eso
que
sucede al relámpago
la chapa, lo neumáticos y los fierros,
sobre el poso,
nunca son nubes

jueves, 17 de noviembre de 2022

Diciembre

 

Diciembre insalubre.

Mes estresante.

De acá, para allá.

Tránsito, bocinazos y choques.

Las sirenas.

(Ya que joden con la "empatía"; muy poca.)

La velocidad en eso de reunirse y comer hasta reventar.

Un digestivo y otro trago.

Diciembre enferma emociones y cuerpos. El calor, ayuda.

No funciona como cama fresca o césped para el descanso.

Diciembre, beligerancia radicalizada. Pirotecnia.

Mesas ordenadas por mandatos, muchas. Somos eso.

Rauda celebración, líquida, abrillantada.

Gritos.

Que las copas, en brindis, no estallen.

Que se escuche el árbol.

El agua.

Vaya soledad

 

Vaya soledad, en gran porción, que hay

       en esa interminable

interacción  

                     en este entorno

y en aquel

              otro

                              llamado wtsp.

Vaya soledad , hecha de una sola pieza

     SIEMPRE

Está quien dice lo que dice y no es interpretado.


                       Vaya soledad

    La oración como silencio que se discute

Humana solución

 

Delicatessen, la historia de los Andes, los náufragos en la novela de Melville.

La vez pasada me encontré conmigo mismo en un bar. Como dice una canción de Joy Division, “era yo a la espera de mi”. Desdoblaje.

La cosa es que nos sentamos en una mesa situada al costado de calle 10 de la ciudad en la que vivo, 25 de mayo. La localidad es fuerte en su producción agrícola y ganadera. Al bar concurren muchas personas que preconizan comer menos carne. Se nos hizo carne. El consumo desmedido de seres, nos rompe el alma.

-Yo ya tengo la solución. Hay que comer carne humana.

-¡Vos estás re chapa, Butaca!!

-¿ Por qué? De última le cagamos el negocio a las casas de sepelios o, hacemos el sepelio y después, un Jorge asado.

- No va con la religión. Es blasfemo, diría mi tía. Ni con la moral, la ética y eso.

-Tu tía jamás probó un Daniel, una Graciela o un Sergio a la parrilla. ¿Sabés la cantidad de tribus que morfaron carne humana?

- Sé de pocas. La más conocida, la tribu Rockefeller. ¿No?

-Bueno. La civilización con su razón interpela a todas estas personas que andan por acá. No quieren comer animales, ¿entendiste? Hay uno que me tiene re podrido con la bordeadora y me enteré que come lentejas por no mofarse un pollito y quiere comer caaaarneee. Estoy esperando que palme y convencer a su familia. Aparte, es piola para terminar con el hambre.

-Estás loco.

-Puede ser, de hecho, estoy hablando conmigo mismo y vos me escuchás, pero por mí, el día en que me muera, que me morfen y quemen los huesos y que luego me recen. Que hagan lo que quieran. Me gustaría que me hagan a la cruz con un poco de barbacoa. El espíritu perdura.

-No me gusta la barbacoa-, respondió.

miércoles, 21 de septiembre de 2022

Gordo

 

He comido mucho durante toda mi vida y lo sigo haciendo. Durante mucho tiempo fui gordo. Cuando comencé a serlo, me lo decían y enseguida me enojaba, y capaz, me iba a las manos. Después no me quedó otra que aceptar las gastadas de una sociedad que se desconoce y de reírme de mi mismo. Llegó a gustarme que me dijeran "puflo", “bola”, “gomón”, “beluga” y demás cosas. Si, era todo eso y te llevaba a la hipérbole. Gordo, pelo largo, sin pelos, cachetes rosados, tetón. Una especie de jabalí depilado o de Bonadeo bonaerense (me cabía el gordo) que, al momento de entretener a mis compañeros, escondía cartucheras en mi panza y las expulsaba ombligamente unos 2 metros.

También he comido hasta reventar. Unos de los records, con 15 años, 13 empanadas caseras, fritas, de carne de vaca, hechas por mi abuela y cuatro milas a la napolitana, también caseras. Otra: volviendo de Córdoba, en La Carlota, era el único de mi familia que pesaba la comida y metía casi cerca de kilo y medio cuando los demás conocían solo la medida gramo. He festejado al enterarme que se iba a comer buseca o puchero de chancho, o asado, o parrillada, o arroz con pollo o mariscos. Mi vieja me llevaba a la nutricionista porque crecía para los costados y yo me escapaba a la casa de pepe (mi amigo) a comer chorizo o bondiola a las dos de la tarde. O capaz que cenaba asado los sábados y me iba a lo de cacho (un bar de mi pueblo) y me clavaba de postre una mila completa con salsa casera. Y me identificaba con Chris Farley o con Belushi.

Con el tiempo, algunos alimentos (muchos) se extinguen en medio de la cotidianeidad más apresurada y optamos por otros que son maravillosos. Una ensalada, legumbres, milanesas al horno, tartas, arroz, limón, banana, lavanda, semillas, cebolla, ajo, etc. Pero, en definitiva, sé lo que es ser gordo y disfrutar dionisiacamente de la comida hasta escuchar cómo se sube de peso. Los domingos, de entrada, pastas, y después se veía si se morfaba pollo o carne al horno con papas (crecí en una familia en la que el "primo piato" era infaltable). Ayer por la tarde regresé a mi gordura. La vi cuando mi vieja puso la fuente con tallarines y salsa sobre la mesa. Fermín, el sobrino de dos años, miró la fuente, sonrió y festejó. Yo le hice la segunda y lo acompañé. En realidad, todos los que estábamos en la mesa. Y , si, morfamos. Y ahí terminó. Epílogo, familia reunida.

 

Aclaración: quien lea esto como una apología al exceso desconoce la belleza de la cocina, del comer y del aprendizaje que ella demanda para con nuestros cuerpos.