lunes, 12 de abril de 2010

¡Hufff! Aaire

Hierático me sostuve bien alto, al rato, tuve al deber de darle movimiento a los precoces pulmones de un niño, baje y cumplí con ese deber. Mezclándome con patológicas partículas subí nuevamente, esta vez estaba mas alto, no tenia miedo por elevarme demasiado, llegue, sin querer a colisionar con una nube, me metí dentro de ella. Un impredecible aventón, me llevo a mí y a esa nube hacia otro lugar, me di cuenta que esa nube tenia extrañas sensaciones, pude escapar rápido. De casualidad visite la casa de un orfebre, medio angustiado estaba el por que su fuelle se había trabado, una loable actitud hizo que me metiera dentro de ese fuelle, estuve 30 segundos hasta que el mismo me insufló. Tuve el deber nuevamente de visitar un gran teatro, allí me esperaba abierto y con ansias, las fosas nasales de un excelso cesionista en trombón, sin pedir permiso entre por sus fosas, con mis brazos ceñí su laringe para poder discurrir dentro de su anatomía, llegue a sus alvéolos hice lo que tenia que hacer, y Salí, corriendo para disfrutar de el sonido de su trombón, después como de costumbre , como pasa siempre, los cesionistas de los clarinetes, flautas y oboes pidieron de mi ayuda, y así fue, me quede trabajando durante tres horas mas en aquel teatro. Subí nuevamente para reponerme, ¡de golpe! Un impredecible y beligerante zonda, me ladeo hacia otra ciudad dejándome absorto, ahí en esa ciudad tuve el deber de vigilar una casa, llena de niños. Me quede, la vigile durante varias horas, los niños aun dormidos me tomaban, me llevaban hacia sus adentros y me sacaban. Recuerdo de haber paseado por varias personas, es bárbaro, se siente satisfacción, intriga ¡Jeje! No sabes nunca con quien tenes la contienda, pero jamás podré olvidar el día en que me tope con un extraño ser, aquel ser pestilente, me había pedido que lo llevase hacia algún lugar, yo como buen obsecuente lo lleve, creo que fue la impunidad de mi textura la que hizo que nadie viera su fiereza, luego me entere que aquel ser había deteriorado por completo las transeúntes esperanzas que se acurrucaban bajo arquitecturas de toda índole. Que feas esas arquitecturas, las de toda índole, digo; prefiero ser contemplar la escena humana desde los árboles, ahí todo tiene otro semblante, pero bueno, voy donde me toca, acá el problema es que soy un tipo muy buscado, ni bien dicen mi nombre y superando a la velocidad de la luz ahí estoy, calmando, ayudando a la persona que lo desea, ó al lugar
Y bueeeee- respira- les muestro lo que soy: Soy vestigio libre de vidrio, sin peso para balanzas de uso, incoloro, liviano, soy un ser ingenuo, errante, que lleva lo que le toca, que se enferma al igual que ustedes, que desespera y quiere correr, que se limpia, que suena, que de manera sigilosa los visita con algún fin, que a veces esta y a veces no esta, que se enoja y que se reprocha su difícil tarea de ser aire.


Juan Carlos Relacioneta