jueves, 11 de agosto de 2011

El mástil


Donde gobernó el verso
Se torno reino de chicanas
Macanas
De troncos férreos
Viejos
 Virulentos

Entre obstinadas palabras
Acaeció limado, estropeado… un mirador
Balcón
Ante varias cabezas
Generando su lluvia
Mojándolas, doblándolas
Empapando en cada gota
Sus sesgos
Ciegos
ciegas
Rancias
Sienes
parpadeantes
Hinchando sus venas
Fueron
Errantes, pero arbitradas
Ganadas por gotas con dolor a mentira

Y ahí, sin el pulso
Caminaron naves, hacia Japón, en una hora
Alentando los olvidos
Quedándose en el suelo
Ante puertas
Anidándose en el umbral
De la brizna fina, la ilusión y lo asequible
Cuando caducaron ante el vano
Profesándose
Y son ventanas

Sólidas, con marcos
Delimitan un “son”

Cuando quedan
Perezas del grito
Desiertas de aire
De cambio
De tierra
De verlas, de verse
 En quererse
Entre conflictos fluctuantes
Ondeantes
Titubeantes
Tremolantes
Emancipadas
Banderas
De un mástil


5 comentarios:

  1. Muy buen escrito y acogedor espacio que hoy disfrtuté al descrubrir.
    Aquí le mando un sitio un tanto más oscuro y abandondo que el de la tele pueblerina http://vanidadurgentecompartida.blogspot.com/

    Saludos.
    Guilllermo Pastorino (o PastorCuatro).

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  2. Uf!

    Gracias genio! Ya me mande!

    Un fuerte abrazo!

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  3. Puuufff...Cuanto dicien las banderas de este mastil. Flu, flu, fluflu, flu... Imagino el escuchar de sus flamear.

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arbolengo