martes, 1 de diciembre de 2020

Ese amigo que no está



Anteayer por la tardé nadé en la laguna de Todos Los Santos.
Roman Vaudagna me acompañaba al lado en su kayak (ya había nadado). Pensaba en un amigo que ya no está, todo el tiempo, durante cada brazada y giro de cabeza apuntando al sol. En el regreso, la epifanía: algo grande saltó, pegó en mi espalda y continuó su curso. No lo ví y me sorprendí. Me detuve para saber si había sido algún elemento de la persona que hacía kite surf cerca nuestro. Román se rió. Sorprendido me dijo "una carpa así (representó el tamaño con sus manos), como de unos 9 kilos, leo". Agradecí ese saludo. No pasa seguido.

Esto que leyeron acá fue un posteo que realicé en Facebook el martes 1 de dciembre cerca de las 8 de la mañana.

Antonió Di Pardo, debajo, en comentarios, completó:

Creo que, como dijo un sensei, somos una especie de criaturas de huesos blandos y mente dura que hemos minimizado casi al máximo nuestra conciencia separándola en diversos estados. Y por tal razón el amigo que no está, tuvo que usar una carpa para despertarte por un momento en el asombro.

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