-Usted váyase con el negro-, le dijo.
-Él tiene tranco largo, como sus caballos.
Sea libre, paste. No se encierre. Beban agua y fúndanse desnudos, bajo la luz de la luna, en los pozos endorréicos.
Váyase.
Circunde sus besos entre postes de alambrados pampeanos.
Amor cimarrón, para nada mojigato.
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arbolengo