Pensado en alejarse de lo duro, de lo tétrico, enroló su vida junto a una pila inconmensurable de epítetos envueltos en corbatas viejas.
Tomo las llaves de la ignición, fue hasta auto, desgarró sus bisagras, las puertas cayeron. Rió y huyo… acelerándose en fantasías consensuadas por
Había una estructura de quejas noblemente capitales, solemne a todo espacio de sentido que abogaba aquel modelo.Detrás del minuto quejón que al lo había dejado, parado, vislumbrando la escena desde otro lugar, estaba aquello. Pudo escapar. Lo alejaron sus paredes. Quedo solo. Comenzó, dicen algunos, a circunscribir su vida en la introspección permanente, hechizo cada fantasía en el letargo, en la espera; en los inviernos y en las esquinas frías que había pensado. Su relato terminaba, lo había previsto dos días antes de querer alejarse.
Alguien grito. Se paro. Profusamente yerto ,quedó, al escuchar un reloj musitando algún segundeo.
Pagó y dio las gracias. Siguió. Repetirá la tarea