Tiene enredado los pelos en una entelequia burlesca… demasiado burlesca. Verde, profusa de cronopios separados de los márgenes. Alberga sus piernas en la necesidad del descanso. Se mete en las vecindades del onirismo bajando sus parpados. El líquido sueño se presenta a un par de metros. Desdibuja su distancia anclándola a su sombra. El plano inconsciente esta claro, demasiado, y el sol corrompe el itinerario ofreciendo distancias hacia el. El punto de partida en el que sabía estar resurge y se construye nuevamente entre las cosas que tenía para decir. Las formas y las figuras fónicas tropiezan junto a su narcolepsia, apnea, sinapsis, disfemia. Su lengua se traba. Enmarañada de impulsos, se agita y puede deshacerse del tiempo, del espacio. El desasosiego de no poder hablar lo traslada, aún ahí… intacto, inmóvil, perenne y sinéstesico, sobre los turnos de una inmediatez que, en su afán de existir, desdeña las estructuras estridentes del sonido nacientes de la languidez ordenada. La vigilia lo envuelve, lo zamarrea con beligerante frenesí, lo respira, lo gira, lo despierta.
hay algo ahí
ResponderEliminaralgo como el aire
algo en la respiración
algo en el umbral del sueño
Claro!
ResponderEliminarSobre todo en el umbral.
Gracias!