lunes, 26 de septiembre de 2011

No escribo

Alojado en las grietas polisemicas que se entraman entre los conflictos de la palabra tiempo, vi un reloj casi macilento, demacrado; con su segundero queriendo ser mayor al segundo, emergiendo desde lo profundo y liberándose de las ataduras de la interrogación. Aquí, decido, entonces, no escribir.


No escribo por no tener que decir uniéndome a bosquejos melodramáticos o discursos con aceite en uso para escribir.

No escribo.

No escribo por que me detengo ante lo que tuve, pero lo dejo huir y por eso…

No escribo.

No escribo, por que la historia que se nutre de místicos cuentos disipados por el fuego de una chispa inadecuadamente racional ,que la ha velado, pretende decirnos lo mismo "Ilumina, escribe, ilustra"


No ilustro
No escribo

No escribo por que la hoja es la censura ante mi manera de querer contar vestidos blancos, por que me sugiere quien los tiene que  vestir y por que es ella quien reclama el estilo del vestido que será, de la trama, el protagonista, por eso..

No escribo.

No escribo por que los cambios se acuñan en la expresión de un devenir dócil, tedioso , con el avance del tiempo

No escribo

No escribo por que no hubo, ni hubieron y no los hube escribiendo

Por esto no escribo

No escribo por que soy y somos; nos contamos y pudiendo ser así, entonces,  que fluya la verba

¡Que se hable!

No escribo por no escribir lo que se puede escribir

No escribo por haberme quedado atrapado en sinonimias para abrir un solo mundo
confinado en cercos polisemicos y no plurales

Y así es


Y no escribo por no subir y bajar, por desear y quedarme parcial en el goce siendo siempre detrás del deseo

Por esto no escribo

No escribo para no contar fabulas aterciopeladas que podrían servirse en platos para la ingesta del déspota que desdeña, al final,  la moraleja

No escribo

No escribo para no entenderme escrito entre estas palabras,  difíciles, de asir

jueves, 22 de septiembre de 2011

Desde la granja. La historia del Pijo

He aqui un regalo, una hiperbole, un relato. La persona que sienta herida susceptibilidad alguna, que se joda

Paren un poquito de mirarme, por favor. Hola, soy el Pijo escribiendo desde la Granja. Espero que este mensaje llegue a alguien que pueda ayudarme, porque mi situación es desesperante. Esta granja es cualquiera, se supone que viajamos alrededor del mundo con el mejor confort y que cuenta con la vanguardia científica para ayudar a adolescentes con problemas. Bueno, les puedo asegurar que no es así, y me di cuenta hace una par de días, cuando decidí dejar de tomar las veintisiete pastillas diarias que nos dan. Así pude enterarme por ejemplo, que el Flaco Patineta falleció a causa del disparo que le propinó el propio Director de la granja.
Yo no tengo la culpa de ser así, me entendés? Estoy rodeado de infradotados con los que resulta imposible interactuar. El irlandés no me deja dejar dormir, se pasa toda la noche ensayando los golpes que le va a dar a un tal Ryan, o se mata a pajas con fotos de su madre. hace unos días me hartó y le rompí la nariz de un codazo. Yo estaba totalmente dormido y de repente siento que me están lamiendo la cara, y era este infelíz. Le di con todo el codo, y mientras se limpiaba la sangre se reía y me decía: "quería saber qué gusto tiene la pija". Si pudiera volver a nacer, no lo haría.
La primera vez que me chuparon la cara tenía doce años. Fui al cumpleaños de un primo segundo, y como siempre pasaba en las reuniones familiares, me encerraron en un baño de servicio con una bolsita de puflitos y una Pepsi de litro y medio. Ahí estaba yo esperando que alguien me alcanzara un globo o algo, cuando entró una tía que no veía nunca porque vivía en el interior. Era una mujer grande, de unos cuarenta años, muy hermosa, con un cuerpo igual de lindo al que tenían mis primitas. Un pelo rubio larguísimo y ondulado, y un par de tetas que yo nunca podré olvidar. Ese día llevaba puesto un pantalón blanco ajustadísimo y una camisa negra abierta hasta el tercer botón. La cuestión es que no se si le di lástima o qué, pero cuando me vio ahí sentadito, apagó la luz, trabó la puerta y me empezó a chupar suavemente toda la cara. Así durante diez minutos, hasta que me hundió las uñas en la cabeza y explotó en un grito contenido. Se levantó toda transpirada y cuando se iba se pudo un dedo vertical sobre los labios cerrados. Esa fue mi primera vez.
Bueno, los dejo porque nos están llevando al taller de costura, tenemos que terminar un pedido para Vitamina.




Autor: El seor

jueves, 15 de septiembre de 2011

Sin Hielos por favor

Prosa de autoayuda escrita por Rolando Abulia.


Sin hielos por favor

Alcohol 
Yermo, caliente
Jarros de silencios y bocanadas de humo
Desdibujando el caminar bourbonesco
Esperando el páramo en la oda y el grito
Tamizando su maíz, matriz
Desperdigando y sufriendo su origen

Alcohol
 Que desgarra, pero contempla la garganta
Cuando el vino sirve uvas
 Sobre parras sombrías
 Disminuyendo  la tarde
Dando un minúsculo sol, mediante el sorbo seco del yejo
Apurando la llegada de la noche
 En el perpetuo llanto de guitarras noctámbulas  ante errantes pasajeros

Alcohol
 En lo clemente y en el vaso hosco
Desde el gas y con la burbuja hacia arriba
En el fondo borrascoso y poluto
En lo infernal y en el trago largo

Alcohol 
De gorra y barba
Etanol de lágrima
De inframundos
Ciñendo
Cortando los pies del cuerpo infinito

Alcohol
Crudeza armada por partículas estandar
Anhelando sobre la barra las formas para poder olvidar
Observando supino al ánimo sediento

Alcohol…
Infarto de la risa
Cirrosis del alma



 El editor no suscribe a la prosa de autoyuda escrita por el tipo este, Abulia, y les regala una poesía de su gusto escrita por Charles Baudelaire al grito de "Embriaguense"



Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!”
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.





lunes, 5 de septiembre de 2011

Es tu menester, si queres, seguí fumando

Mensaje de auto-ayuda escrito por Rolando Abulia.

Apretando lo rancio del humo con sus dientes
Fabrico...
 Escupió colillas
Cigarros pregonadores , dichosos, de un fausto
Entre filtros separados, supieron y surgieron, bocanadas
Oliendo a ruin  monoteísmo instrumental
Diezmando con alquitranes densos, al resto del tiempo
Musitando apretados, insensibles, marrones y picados, por la disolución del espacio

 En cantones de cartones fuertes y erigidos de plomo
 Surgieron solidas , sus antes vagas, marionetas
Oyendo  uranio
Respirar entre la gesta
Con los dos meses de un niño
En su cordón caminante

Desde los disonantes acordes finitos de un plutonio expansivo
Se oyó la tos convulsa del instrumento de aire
Formando arañas, tejiendo marañas, miasmas
Gimiendo en violeta
 El suspiro de la muerte.

El editor no suscribió al extraño mensaje de auto-ayuda escrito por Rolando y sin dejarnos un vídeo musical de su gusto, corrió a comprar negros y particulares 30, para pitar.