sábado, 12 de febrero de 2011

EL RECREO DE LOS VALLES.

Por Ricardo “El bastión” Dela Critica. Un tipo bastante idiota, un tipo que se mete a opinar.

La simetría perfecta se formaba entre un amplio valle precedido por una abrupta caída de una ladera, sobrevolada por aves.
Esta escena, este lugar, se le presento en su ascenso. El que ascendía; un joven, piloso, de pantalones amplios, barba larga, collares hechos de hilo colgando de su cuello y largos rulos que hacían a su pelo.
Al verla, y desprevenido por esta muestra de dibujos naturales y, como queriendo desandar el atajo que lo había llevado hasta allí, miro el cielo, se corto los rulos.
Las aves marcaban el comienzo de este otro espacio, parecían mecánicos helicópteros de una fuerza área imperial que podían yacer en el mismo lugar de la plataforma etérea. Se acerco, aún con ganas de volver hacia atrás, a la cornisa sobrevolada por las aves que separaban los lugares, las sintió de cerca y se fue… con miedo; sobre todo se fue por sentirse extraño a ese miedo que parecía provenir de estas aves grises, gigantes, con alas desplegadas y de mirada perspicaz; que proferían un falsete profuso, con acordes agudos y sonido estereo, pero con un significado que hacia vislumbrar que ese aire, y esa simetría dada por el valle y la ladera que dibujaban la armonía de ese otro lugar, pertenecería y seria ocupado siempre, solo por ellas. El que las había visto, ya bajando, buscaba desesperado un camino alternativo; no tenía mapas, ni gps. Tenía solamente sus nociones, el pelo ya corto y una campera de cuero que había encontrado, de pasada, por un refugio. Aparte, por no ser belicista como rambo, carecía de un cuchillo multifuncional para escapadas hacia lugares montañosos y silvestres, como este.
Con una sola noción, su cabeza rapada, la campera de cuero y, preocupándose por buscar otra opción que le sirviera para continuar tranquilo por el lugar que venia disfrutando, emprendió un viaje hacia su noción racional, hacia el calculo, mirando distintos puntos cardinales, tratando de representar en su hemisferio izquierdo el recuerdo lógico del viaje, del trayecto que había recorrido hasta llegar al lugar de la simetría entre el valle y la ladera abrupta. El recuerdo, la razón, servían escasamente. Es que el que había subido estaba todavía estupefacto por el sonido proferido de aquellas aves, por la imagen dada entre el bello valle y su unión abrupta hacia otro lugar, por esa simetría nunca vista. Su razón ante tal contingencia espectacular, parecía desdibujarse. Aún así, siguió bajando, la razón no quería apagar su luz. Para no continuar perdiéndose solo y, junto su razón con poca intensidad, se propuso realizar un viaje fuera de sus hábitos más contemporáneos, más convencionales. Invoco otras nociones, invoco a los sentidos, a las percepciones, a los dogmas paganos y al conjunto de mundos que pueden tomar forma, antes de que la razón pueda adquirir definitivamente la suya; hizo esto para salir de ese lugar, para salir hacia atrás, para volver. No es algo que hiciera todos los días, estaba convencido por ese miedo.
La razón estando débil no se ahuyentó ante la presencia de este conjunto de otras nociones por el invocadas. Este conjunto de nociones soslayadas desde lo cotidiano y de la razón, se tomaron un gran tiempo con el fin de decidir por el. Tuvieron una furiosa y extensa contienda, hasta desparramarlo por el suelo. A los tres días pudo incorporarse, todavía estaba en el bosque, se oían otros pájaros, los que acostumbraba a oír, la contienda había terminado. Con la contienda terminada y movilizado por un impulso, comenzó el mismo recorrido hacia el lugar del que volvía, pero subió más rápido, subía impulsado por algo. Llego a la cornisa. Se presento ante el grito voraz y la perspicaz mirada de las aves, pero el que había vuelto a subir hacia de las cualidades ante oscuras de estas aves, algo más cordial para el. Se acerco. Vio hacia arriba, estaban ellas, miro hacia abajo, había otro valle, pero esta vez, diferente; es que ya la bajada no era tan abrupta y la simetría, bueno, no era tan simétrica como su antigua noción la había visto. Se dio cuenta, después de esta nueva mirada, de que existían dos lugares y varios lugares más donde poder recrearse. Al final por su propensión al vértigo dado por la cornisa, bajo, se subió a su Rambler y se fue sabiendo que varias cosas podían desentenderse y coexistir, aún, en armonía. No creyó más en la palabra miedo.
Comenzó, después, a recrearse valles como el que había visto, a darse cuenta de que las cosas nunca serian iguales.
Al tiempo pudo meterse a un valle por el recreado, se metió demasiado, cambio su estilo bucólico y hippie con el que acostumbraba a subir, por el desenfrenado peinado que hoy, lo hizo punk.
Volvió al lugar de aquella nueva simetría perfecta dada entre el valle y la bajada no tan abrupta. No se supo más sobre el. Varios alpinistas que hoy suben dicen ver ,raros peinados en las aves que sobrevuelan la nueva simetría perfecta dada por el valle y la bajada no tan abrupta, y que sus gritos ,siendo mas graves ,ya no se escuchan en sonido estereo”


Creo, ante todo, que esta obra, la que acabamos de leer, merece un reconocimiento al intento por tratar… Si, tratar, y cuando digo tratar, me refiero a tratar de existir. Creo que hay que reconocerla, pero para no tomarla como ejemplo, no deja ninguna enseñanza Se ve notoriamente que el que asciende por primera vez, era hippie; el que asciende por segunda y ultima vez es el mismo hippie, pero devenido a punk. Elipsis de la que pudo haber prescindido. Aparte ¿que es esa metáfora sobre la bajada abrupta y, no tan abrupta?
Seguramente, esta persona ha escrito este “Recreo de los valles” bajo la influencia de opiáceos. Aparte he notado un intento de poner en el tapete la dicotomía aún no extinta entre la racional y lo místico, lo lógico y lo absurdo, lo reconocido como patrón de lo que sirve y los que no debe de servirnos. No se puede presentar esta dicotomía a través de una forma tan simbólica, prosaica, sin describir más estas escenas que dicen a su lugar.
Tiene un tinte absolutamente surrealista. Aves con sonidos… y no se que otra cosa ¿Dónde se ha visto? Aparte cae en la repetitividad, en la redundancia de vocablos que hacen del argumento algo aburrido y con un final abierto. Necesitamos un genero, lo punk no es un genero, el hippie, si es que quedan, por que yo lo fui, no somos un genero. Necesitamos algo que nos delinee, que nos de línea, que cierre para nosotros. Hubiese sido más sintético haber adaptado esto a una especie de sugerencia cotidiana o, a un refrán, si es que alguien pudiese verlo así. La síntesis mía, de este texto, seria la siguiente y a esta si, tómenla como ejemplo: La simetría que dará armonía sobre tus cosas, dibújala vos.

Bueno. Me voy, espero verlos la próxima, cuando de mi crítica salga la verdad de la primer milanesa hecha. Aquella milanesa hecha con gallina y no con huevo.


Ricardo “El Bastión” Dela Critica

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