viernes, 27 de agosto de 2021

"Mañana vengo"



Juan José Baldo, vendía garrafas en su Rastrojero. Recorría el pueblo desde la mañana hasta la tardecita; momento en el cual detenía su camioneta en 10 y 36. Ahí, ante el crepúsculo en el oeste, por detrás de lo de Pelosso, calculadora en mano Casio y libreta, sacaba las cuentas del día. En cada visita a vecin@s de 25 de Mayo fabricaba un mundo extraordinario por encima del ordinario cotidiano para divertirse y soportar el tedio. Amaba acompañarlo, tengo cada recuerdo en mi cuerpo. Los fines de semana nos llevaba a mirar el Arroyo del Gato y nos decía que los reyes se habían encajado en el fondo, por lo que iban demorarse para el seis de enero. Cuando tenía tres años nos llevó a conocer el mar. Fuimos a Necochea, lugar de fuertes vientos y aguas vivas costeras carentes de filamentos; sitio de corridas y de excavaciones con palas de plástico y baldecitos de arena que nos permitían llegar a Japón con solo perforar 1 metro. Y ahí, con la espuma en nuestro pies, en los primeros diálogos con el atlántico, en un lenguaje que él nos fabricaba, no fuimos; sino que somos felices
Mi abuelo: Niño con perfil de adulto, eterno.



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