En este descampado profusamente verde que construí en mi hemisferio izquierdo
aprendí a dormir de nuevo
acá no soy, ya, un forastero
los árboles, la noche y la lluvia, me conocen.
No pasa lo mismo ante los edificios y calles de las grandes ciudades
Ahí, en esa baraúnda que se pretende colectiva, soy un extraño que se presenta en forma de plástico
con DNI en mano
impedido de captar toda realidad externa
interna
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arbolengo