SUEÑO DEL NADADOR
El nadador ha pulido
su artesanía de joven felino
para corresponder
a los principios míticos del agua./
La coreografía empieza desde un punto/
aéreo, elastizado,
donde el filo del trampolín revela/
la soledad de una energía
concentrada en suspenso y en el cielo./
El conjunto se afina hasta crear/
una mínima carne liberada
de carga emocional. Ahora solo basta/
el pulmón feliz. Suelta su amarra/
la tensionada fibra, se desprende, salta
y en rápida parábola
entra como un cuchillo en un reinado lento.
El agua vibra al sol como estrellada./
Convertida en mujer
con un baile en su seno se incorpora/
una segunda alegría. El huésped cae
y largamente se demora abajo
como probando/
la impune gracia de permanecer/
para siempre en la azul profundidad,
palpando sus opciones
y sus posibles sueños venideros.
Pero aquí vuelve, sacudiendo un resto/
de ensoñación goteada
a su estado mortal, con paso herido,/
al triste error, vacilando
entre rígidos objetos aplastados/
y su cuadrado peso.
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arbolengo